Los checos siempre comían con muchas ganas. Las mujeres checas han adquirido fama como excelentes cocineras, ya que su “arte” se basa en recetas tradicionales, ingredientes auténticos y métodos verificados que se heredaban en las familias de generación en generación. Los platos como “kulajda”, solomillo asado en salsa de crema, tortilla a la checa o bollos se preparan tanto en hogares checos como en los restaurantes más distinguidos de todo el país. Gracias a ello se pueden convencer de la calidad de la cocina tradicional checa también los turistas extranjeros. Y para los que ya no pueden vivir sin la cocina checa hemos preparado este libro.